A los 17 años, Ana Gabriela Rodríguez, quería estudiar teatro pero una jugarreta del inexorable e inefable destino, la puso en el camino en el cual “inmediatamente supe que la escultura, era lo que a mí me gustaba y para lo que servía porque tenía cierta facilidad, fluía. Nunca tuve el problema de qué hago. Siempre vienen las ideas rápido, demasiado rápido”, cuenta en medio de una pausa en estos intensos días que está viviendo en Santiago, haciendo una pasantía en nuestra Escuela.
Todo un lujo, contar con Ana Gabriela Rodríguez, escultora mexicana de la Escuela Nacional de Pintura Escultura y Grabado La Esmeralda INBA México, docente de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM México, residencia en Factory Berlín, Alemania y becaria FONCA de México.
Pero Ana Gabriela, más allá de su currículum académico, es una exploradora de la belleza, de las líneas, del volumen; una novelista de sus esculturas, de sus dibujos y ahora de sus joyas: sus tres amores con lo que convive en una relación abierta. Una mujer incesante y valiente en su búsqueda de nuevos formatos, nuevas materiales, osados a veces como cuando estuvo trabajando con vidrios de parabrisas de automóviles. Obsesiva, como ella misma se define. El pasado 30 de enero, dictó en nuestra Escuela la charla “XYZ de la Escultura a la Joya”, contando que sí es posible transitar de la escultura a la joyería.
¿Cómo fue tu acercamiento a la joyería?
Fui autodidacta. Entre el 2000 y 2005, di clases de escultura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en Taxco de Alarcón, un pueblo platero. Tenía muchos alumnos, que, obviamente se dedicaban a la joyería, que querían aprender técnicas de esculturas. Ahí tuve que aprender, porque las técnicas de esculturas que conocía, tenía que adaptarlas, habían cosas específicas de la plata. Había grandes maestros joyeros como el maestro Francisco Díaz que me ayudaron y con los que hicimos equipo.
¿En qué consiste tu estadía en Escuela de Joyería Pamela de la Fuente?
Será de tres meses, ya llevo uno. Es una pasantía piloto. Yo he hecho joyería antes, pero siempre fui autodidacta. Vengo aquí, literalmente, a pulir mi joyería, a limpiar mi técnica a aprender técnicas específicas de joyería.
No soy una alumna que empiece de cero. Tengo una formación artística. Pamela (de la Fuente) hace un espacio en sus clases de todos los días y me permite a mí con una guía, con maestros, trabajar. Estoy aprendiendo técnicas como aprendiz, pero ya tengo preguntas más concretas. Ya he soldado antes. Voy a pulir mi manera de soldar, voy a pulir mi manera de hacer las cosas. Quiero hacerlo mejor de lo que lo hago.
¿En este mes que llevas en la escuela, cuál es tu evaluación?
He aprendido muchísimo. Es impresionante como Pamela (de la Fuente) ha organizado las cosas, pequeños detalles que ha tomado de varios talleres. Algunos los reconocí de Taxco, pero otros son con soluciones súper prácticas para cosas muy sencillas. La distribución de la Escuela, las herramientas, el mesón, cómo distribuye los muebles, o sea mil ideas de cómo adaptar mi taller. En la técnica misma por supuesto que también: me senté y empecé hacer un calado y llegó la maestra más joven, una jovencita y me dice ‘oye Gaby si lo haces así, es mejor’. Nunca me había dado cuenta de cosas muy sencillas (…).Son pequeños trucos, pistas, tips, cosas que te hacen la vida mucho más fácil. Y eso es lo que estoy aprendiendo aquí. En el tiempo que he estado, ha habido dos workshops. Vi a un profesor argentino enseñar granulación. No tomé ese curso, pero pude observar y traía cosas como muy sencillas que resuelven temas con los que uno batalla mucho y no tiene idea de cómo hacerlo.
¿Por qué elegiste esta escuela?
Cuando hacía clases de escultura, conocí a Pamela. Era alumna en esta escuela de Taxco. He visto su proceso, su crecimiento desde que era estudiante hasta ahora que ha logrado tener esta escuela tan bien organizada, con maestros personalidades importantes en el mundo de la joyería, porque nosotros escuchamos y llega allá información sobre lo qué está pasando en la joyería contemporánea en el mundo y el nombre de Pamela está fuerte.
¿En tu viaje de la escultura a la joyería, en qué parte del trayecto estás?
Creo que una de las razones por las que vine, es que empiezo a ver cómo se une mi trabajo escultórico, mi joyería y además hago dibujo artístico profesional. Entonces como que exploré varias técnicas que tenían que ver con la línea, con el volumen; temas que me interesaban por supuesto, unos fallidos, de repente también medio te traicionas y voy a hacer algo sencillo más comercial. Pero regresé al final a un lugar donde ahora puedo juntar mis piezas, veo un hilo conductor entre todo, entre la escultura, el dibujo y la joyería.
¿Cuál es ese hilo conductor?
Mi trabajo es figurativo. Tiene un tono de expresionismo. Cuando empecé en la joyería como que me distraje, empecé a hacer cosas más planas. Ahora encuentro que ya estoy tocando los mismos temas, contando las mismas historias. Y en el tratamiento hay un poco de lo mismo. Es la línea gestual, es el volumen un poco accidentado pero al mismo tiempo es exacto, justo.
¿Tus joyas cuentan historias?
Tienen que decir algo. Una joya te tiene que contar algo. Plantear una pregunta. Ese es mi objetivo: que la gente la vea y la mueva, que le dé curiosidad, que le den ganas de girarla, de ver qué pasa atrás, que se quede pensando, que le cuente una historia, que le recuerde algo. No tiene que ser literal. No hago historias cerradas, son abiertas.
¿Es fácil lograr ese objetivo?
Es muy complejo pasar a ese nivel pero lo intentamos y a veces sucede y ojalá cada vez más frecuente.
¿El dibujo, la joyería, y la escultura, son tus tres amores?
Son mis tres amores, definitivamente.
¿No eres infiel con ninguno?
Jajajaja…con ninguno. Tenemos una relación muy abierta y entre ellos se llevan bien (…). Ahora entiendo que parte de lo que estoy haciendo en joyería también es escultura, no es un trabajo divorciado. En algún momento, me gustaría tener una exposición y tener todo, donde pueda presentar escultura, pueda presentar joyería y presentar dibujo para que la gente vea como se hacen caminos y que es multidisciplinario pero es el mismo discurso, el mismo lenguaje. La joyería tiene algo de dibujo, algo de escultura y son intercambiables. Es el tratamiento, las texturas, es la historia, la pregunta que está ahí y como la resuelvas. (…).
¿Cómo ves el desarrollo de la joyería en Chile?
Está creciendo. Va para algo muy bueno, seguro. Está absorbiendo e innovando. Hay diseño y disposición de observar, de aprender técnicas, de asimilar nuevas herramientas. Como estoy en la Escuela de Pamela, me toca ver a muchos artistas que vienen y que hacen muchas cosas diferentes. He visto cosas hermosas y que cuentan historias muy cargadas de emoción, muy muy cargadas de emoción. En una línea tridimensional, he visto un par de cosas pero también he visto cosas con materiales alternativos que por ahí puede ser interesante. He visto mucha búsqueda y hay muchas opciones; y eso siempre es bueno.
¿Cómo impactan las tecnologías en el arte de la joyería?
Hay que separar las cosas. Las nuevas herramientas, son buenas herramientas, pero no son LAS herramientas para que esto crezca, no depende de esto. Depende de que la gente conecte con una historia, con una emoción con algo que decir, que haya una pregunta, con una propuesta que aporte, que no sea repetición mecánica.
El 30 de enero hiciste una charla, ¿cómo fue la experiencia?
Muy bien. El diálogo fue muy sabroso. La gente estaba muy emocionada, muy ansiosa, de repente hasta me sentí un poco inhibida porque, sí había algo muy íntimo de alguna manera. Todos como que me cacharon (como ustedes dicen) muy bien. Se emocionaron y platicamos muy, muy a gusto al final.
¿Qué inquietudes plantearon los asistentes?
Preguntas sobre las técnicas nuevas, ejemplos de trabajos con impresoras 3D, cortes láser, cosas así. Se ve que aquí, sí hay manera de tener alcance a estas herramientas, pero además (preguntaban) si estas funcionan o no. Más o menos, les contesté lo que te conté hace un rato: que sí pero no es todo; hay que poner más. Otro chico preguntó que si es verdad que las técnicas de la escultura pueden aplicarse a la joyería, le dije que por supuesto (…) hacer el paso es muy sencillo, es cosa de decidirnos a hacerlo.
La artista mexicana se quedará en Chile hasta fines de marzo y
puedes encontrar su obra en Tienda Óxido, Dardignac 0106 local 1, Barrio Bellavista.